El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, fue arrestado este jueves por la mañana por la policía británica en la embajada de Ecuador en Londres.
Assange, de 47 años, se refugió en la embajada en junio de 2012 para evitar ser extraditado a Suecia por acusaciones de delitos sexuales, caso que se retiró cinco años después al no poder las autoridades continuar con la investigación.
«Julian Assange no es ningún héroe, se ha escondido de la verdad durante años y años. Es correcto que su futuro sea decidido por el sistema judicial británico», dijo el ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt.
«Nadie está por encima de la ley», afirmó.
La Policía Metropolitana británica afirmó que la detención del fundador de WikiLeaks se produjo por no comparecer ante los tribunales de este país por una orden de 2012.
El cuerpo policial «tiene la obligación de ejecutar» esa orden y «fue invitado a la embajada por el embajador, después de que el gobierno ecuatoriano le retirara el asilo», afirmó en un comunicado.
Posteriormente, emitió otro comunicado en el que explicó que Assange fue arrestado además en nombre de las autoridades de Estados Unidos en virtud de una petición de extradiciónpor conspiración para cometer un presunto delito informático, por la que deberá comparecer ante los tribunales británicos el próximo 2 de mayo.
Solo unas horas después de la detención, un tribunal de Londres lo declaró culpable de incumplir las condiciones de su libertad condicional en 2012 y lo mantuvo bajo custodia pendiente de una sentencia.
Assange, que rechaza la acusación, se enfrenta a una condena de 12 meses de prisión por este cargo.
Por su parte, WikiLeaks acusó a Ecuador de violar las leyes internacionales al poner fin «ilegalmente» al asilo político de Assange.
«Es extremadamente decepcionante que un país permita que alguien a quien le ha otorgado la nacionalidad y asilo sea arrestado en su embajada», declaró Barry J. Pollack, abogado de Assange en Estados Unidos.
«Lo primero de todo, esperamos que Reino Unido dé ahora a Assange acceso apropiado a la atención médica, lo cual le ha sido negado por siete años», aseguró.
«Una vez sus necesidades de salud han sido atendidas, los tribunales británicos tendrán que resolver lo que parece un esfuerzo sin precedentes de Estados Unidos de intentar que se extradite a un periodista extranjero para que se enfrente a acusaciones criminales por publicar información verídica».
