Chihuahua.- Una de las principales pruebas que serán presentadas hoy durante el desarrollo del juicio contra Juan Manuel V. G. para exigir se le aplique la pena máxima, será el contenido del video que habría grabado durante la agresión sexual y en el cual, la pequeña Camila habría suplicado a su captor que la dejara volver con su madre.
Según fuentes que han tenido acceso al material que la Policía Cibernética recuperó “es demasiado fuerte, pues son los últimos momentos de la niña en vida y ahí queda todo, absolutamente todo”.
Los propios agentes se dijeron impactados, aun cuando consideran que en lo cotidiano les toca ser testigos de sangrientos hechos y pareciera que ya nada los sorprenderá.
Y es que la súplica proveniente de una niña de siete años, indefensa, vulnerable e inocente, no conmovió ni detuvo a Juan V. G. quien ayer fue sometido a un examen de diagnóstico para determinar el grado de criminalidad que presenta y hoy será presentado ante un juez local para la audiencia de vinculación a proceso.
La evaluación, que le fue aplicada dentro del área del Centro de Observación y Clasificación (COC) del Cereso de Aquiles Serdán, consistió en más de quinientas preguntas, a las cuales respondió sin contratiempo y sin mostrar arrepentimiento alguno, según se indicó.
“La misma frialdad –subrayaron las fuentes consultadas por El Diario—, se aprecia en el video, en el que la pequeña le pide que no le haga daño y le permita regresar al lado de su madre. El sujeto, no vacila en la comisión del delito”.
Cuestionado ayer sobre este material, el fiscal general del Estado, César Augusto Peniche, declaró a la prensa que aún no se comprueba si el material del vídeo fue retransmitido a una red de pedófilos, antes de que el presunto asesino lo borrara del teléfono que le fue asegurado.
Aún así, esa línea de investigación se mantiene y es parte de las indagatorias que están a cargo de la Policía Cibernética, un área que fue fundamental en el rescate de la grabación desde los archivos temporales y por ello, a pesar de que Juan V. G. lo eliminó de su aparato telefónico, se rescató y ahora es una de las principales pruebas.