Los extranjeros, procedentes de la ciudad de Tampico, Tamaulipas, se dirigían en camiones a hacia la frontera norte cuando fueron interceptados por agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), en un punto de revisión conocido como La Coma.
Al intentar disuadirlos, la caravana, conformada por alrededor de 400 personas, comenzó a caminar sobre la carretera Victoria-Matamoros, algunos consiguieron transporte en vehículos de particulares y se enfilaron hacia la ciudades de Reynosa y Matamoros.
«La gente está varada, no sabemos cómo va caminar, sabemos la situación tan grave que acontece en esta región. Ellos han desafiado, ojalá que no suceda nada», declaró a Efe el encargado de la pastoral migrante en la Diócesis de Matamoros, el sacerdote Francisco Gallardo López.
Aproximadamente 150 haitianos se quedaron en San Fernando, sitio en el que operan cárteles, y durmieron en albergues improvisados a petición de la comunidad que les sugirió evitar continuar su viaje por la noche ante el riesgo por la violencia que existe.
Las autoridades mexicanas organizaron un retén en la carretera que conduce a las ciudades fronterizas de Reynosa y Matamoros, que incluyó el despliegue de agentes antimotines, Guardia Nacional, del INM y Policía Estatal.
«En medio del sufrimiento y del acoso y de todo, ellos van a seguir caminando», sentenció Gallardo López.
Fueron varios los migrantes que denunciaron el acoso de los funcionarios mexicanos y probables violaciones a sus derechos humanos.
«Quiero pasar a la frontera vengo con mi esposo y mi hijo. Migración molesta mucho», dijo Jocelyn Joseph.
La mujer, acompañada de su hijo de 19 meses y su esposo, esperaría en San Fernando para seguir con el objetivo de llegar a algún punto de la frontera y solicitar ayuda al Gobierno de Estados Unidos.
Los haitianos intentan huir del país golpeado por los desastres naturales y la inestabilidad política.
Los habitantes de San Fernando, que han sufrido los embates de sucesos violentos como el asesinato de los 72 migrantes, las fosas donde se encontraron cientos de cuerpos, hechos encabezados por organizaciones criminales, se volcaron en apoyo a los migrantes.
«Estamos revisándolos para que no caigan en un problema de deshidratación, sobre todo los niños y mujeres embarazadas», informó el jefe de la jurisdicción número 7 en San Fernando, Hugo Mayoso.
Por redes sociales convocaron a donar víveres y ropa para donarlo a los haitianos y se ofrecieron a llevarlos en sus coches al Centro de Convenciones de San Fernando que se improvisó como albergue.
Se espera que este sábado la caravana salga de la ciudad y continúe su travesía hacia el norte de México.
El sur de México registra en los últimos meses un flujo migratorio histórico con 147 mil migrantes detectados en México de enero a agosto, el triple de 2020, y un récord de 212 mil migrantes detenidos solo en julio por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) de Estados Unidos.
Desde Tapachula, municipio del suroriental estado de Chiapas, salieron cuatro caravanas de migrantes -muchos de ellos haitianos- hace unas semanas, pero todas fueron desarticuladas en duros operativos de las fuerzas de seguridad.
Desde octubre de 2018, y a pesar del endurecimiento de la vigilancia en la frontera sur de México, miles de migrantes de Centroamérica, pero también de Cuba, Haití y de diversos países africanos y asiáticos ingresan en el territorio mexicano con el objetivo de llegar a Estados Unidos.
Los traficantes de personas buscan rutas para los extranjeros y en ocasiones sus últimas paradas ocurren en lo estados y municipios del norte del país que hacen frontera con EU.