Julio Aldape, padre de familia coahuilense, vive en la angustia de no saber qué pasó con su familia, que se encontraba vacacionando en aquel lugar.
Por Agencias
Saltillo, Coah.- Julio Aldape, padre de familia coahuilense, vive en la angustia de no saber qué pasó con su familia, que se encontraba vacacionando en su casa de Playa del Carmen cuando desapareció el pasado sábado.
En todo el país se han viralizado las fichas de búsqueda de Fátima Ibarra Vázquez y sus tres hijos: María Julia, de 14 años; Miranda Paulina, de 11, y el pequeño Julio Aldape, de un año y 5 meses, de quienes se desconoce su paradero en el estado de Quintana Roo desde el pasado sábado.
“La manera en que se ausentan de la casa en Playa del Carmen fue peculiar, porque no se llevaron nada, dejaron celulares, computadoras en el domicilio; el único celular que faltaba es el de mi hija María Julia, en el que creo podrían estar teniendo comunicación, si es que la están teniendo con alguien”.
La mujer de 41 años es esposa de Julio Aldape, representante del extinto Partido Joven, quien ha reconocido que días antes de su desaparición tuvo una discusión con su esposa, aunque asegura, no fue como para que huyera llevándose a sus hijos, por lo que no descarta un hecho delictivo.
“De mi parte como varón de la Iglesia, como padre, como esposo, no hay una falta que yo haya propiciado con ella para que tomara esta decisión; a raíz de que pasan los días estoy tratando de entender que quizá ella tuvo un problema personal que no me comunicó. La verdad es que estoy en desesperación como papá y como esposo tratando de entender lo que pasó”.
Por lo pronto la Fiscalía de Quintana Roo emitió las respectivas fichas de búsqueda para encontrar a la mujer originaria de Nueva Rosita, Coahuila, y a sus tres hijos.
“En la súplica, en el ruego de que si hubiera una circunstancia ajena a mí o que me incluyera, pues que lo platicáramos, y si no, pues sí investigar hasta sus últimas consecuencias si esto es un hecho delictivo”.
Julio Aldape publicó en su perfil de Facebook una carta para su esposa, a la que le dice que, si acaso se fue por su voluntad, la invita a platicarlo, asegurando que cuando hay amor no hay nada que no se pueda arreglar con una charla y una taza de café.
