Atentados explosivos, secuestros de policías y motines carcelarios se registraron en respuesta al estado de excepción decretado por Noboa
Quito.- El narcotráfico ecuatoriano desató esta madrugada una articulada ola de violencia a nivel nacional, con atentados explosivos, secuestros de policías y motines carcelarios, en respuesta al estado de excepción decretado por el presidente Daniel Noboa para enfrentar al crimen tras la fuga de prisión de Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, el principal aliado del Cártel de Sinaloa en el país.
“Ecuador bajo ataque”, “Madrugada de terror”, “El país en alerta”, titularon medios digitales la mañana de este martes luego de que durante toda la madrugada estallaron carros bomba y decenas de vehículos fueron incendiados en Quito, la capital, en la costera provincia de Esmeraldas, en la suroccidental Guayaquil, en la interandina ciudad de Cuenca y en otras poblaciones del altiplano.
En Cuenca, el presidente de la Corte Nacional de Justicia, Iván Saquicela, fue víctima de un atentado explosivo frente a su vivienda del que salió ileso.
El estallido de violencia, que fue perfectamente coordinado por las bandas del narcotráfico “Los Choneros” y “Los Lobos”, puso en jaque al gobierno de Noboa, que apenas lleva seis semanas en el cargo y quien había prometido enfrentar al crimen de manera contundente.
Integrantes de esas bandas secuestraron a siete policías en Quito y el sur del país, a tres de los cuales obligaron a leer un comunicado contra el estado de excepción, mientras que en varias cárceles se registraron motines, fugas, incendios y retención de guardias penitenciaros.
“Estamos viviendo una crisis de seguridad sin precedentes”, dijo esta mañana el alcalde Quito, el opositor Pabel Muñoz, quien pidió al gobierno nacional militarizar las instalaciones estratégicas de la ciudad (metro, estaciones de servicio de electricidad y agua potable, sedes de gobierno) para prevenir atentados.
La situación de inseguridad llevó al Ministerio de Educación a suspender clases presenciales en varias zonas.
La muestra de poder de las bandas del narcotráfico se produce luego de que el presidente Noboa declaró el lunes un estado de excepción por 60 días, lo que restringe derechos de movilización y reunión y da a la policía y a las Fuerzas Armadas facultades extraordinarias para combatir la delincuencia.
Además, comenzó a regir un toque de queda de las 23:00 horas a las 05:00 horas locales.
La decisión de Noboa, un joven multimillonario derechista, se registró luego de que gobierno se enteró de que el jefe de “Los Choneros”, Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, quien es operador y socio del Cártel de Sinaloa en Ecuador, había “desaparecido” de la cárcel regional de Guayaquil, donde estaba recluido y desde donde controlaba sus negocios ilegales.
Voceros oficiales han dicho que la fuga de “Fito” ocurrió porque el delincuente se enteró, por una “filtración”, de que el gobierno de Noboa preparaba un operativo policiaco-militar para trasladarlo a la prisión de La Roca, también en Guayaquil, como parte de la estrategia de seguridad del nuevo presidente.
“El gobierno quería dar un golpe de efecto, pero todo le salió mal”, dijo la especialista en seguridad Katherine Herrera, quien recordó que ese tipo de operativos espectaculares en las cárceles los han hecho los gobiernos anteriores –el de Lenin Moreno y de Guillermo Lasso— sin ningún resultado.
La respuesta de Noboa a la fuga de “Fito”, el estado de excepción, también es una fórmula muy utilizada en el pasado que ha “fracasado”, aseguró Herrera en una entrevista con Radio Pichincha.
Lo cierto es que la demostración de fuerza del crimen organizado frente a las medidas de Noboa constituye un primer pulso con el nuevo gobierno, que parece decidido a seguir la estrategia de mano dura que ha convertido a Ecuador en uno de los países más violentos de la región cuando hace apenas unos años era de los más pacíficos.
Entre 2020 y 2023, los homicidios en el país se incrementaron en 474% al pasar de mil 372 a siete mil 878 en ese lapso. El año pasado, cerró con una tasa de asesinaos de 46.5 por cada 100 mil habitantes, casi el doble de países como México y Colombia.
En medio de la ola de violencia registrada desde la noche del lunes, se produjo una fuga de 32 reos en la cárcel de la andina ciudad de Riobamba, entre los que se encontraba el jefe de la banda “Los Lobos”, Fabricio Colón Pico.
“Los Lobos” son un grupo del narcotráfico que ostenta su estrecha relación con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), mientras que “Los Choneros”, de “Fito”, están vinculados al Cártel de Sinaloa.
Aunque ambos grupos enfrentan, como sus socios mexicanos, una guerra territorial, cuando se trata de enfrentar al Estado suelen actuar de manera coordinada.
El lunes, tras conocerse la fuga de “Fito”, que no se sabe hasta ahora cuándo ocurrió, y después del decreto de estado de excepción de Noboa, en al menos seis penales del país dominados por “Los Choneros” y “Los Lobos” ocurrieron secuestros de guardias penitenciaros a quienes sus captores, que mostraban cuchillos y armas de fuego, hicieron leer un comunicado, el mismo en todos los casos.
Los delincuentes divulgaron varios videos en redes sociales en los que aparecen los guardias leyendo un texto dirigido al presidente Noboa en el que le piden que “recapacite”, que “no se deje manejar con impulsos o falsas expectativas” y que evite enviar tropas a las cárceles porque actuarán como “escuadrones de la muerte” y “vamos a estar mal”.
El exministro de Educación, Augusto Espinosa, comparó la situación en Ecuador con la que vivía México en el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), cuando creció exponencialmente la violencia tras la decisión del presidente combatir al crimen “con más violencia”.
Noboa impulsa una consulta popular para someter a consideración de los votantes varias medidas para enfrentar, con medidas punitivas, la situación de inseguridad que vive Ecuador.
El presidente busca que los ecuatorianos autoricen que los militares participen en labores de seguridad pública y en la lucha contra las “organizaciones criminales trasnacionales” que operan en el país.
Además, quiere que aprueben la extradición de nacionales acusados de delitos en otros países, que hoy está prohibida por la Constitución, y que le permitan indultar a policías, militares y guardias penitenciarios imputados de delitos relacionados con el uso excesivo de la fuerza.
En agosto del año pasado, fue asesinado el candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien había hablado contra los cárteles mexicanos y contra las bandas locales asociadas a estos. Seis sicarios colombianos detenidos por ese magnicidio aparecieron muertos en una cárcel.
Expertos en seguridad consultados por Proceso han dicho los cárteles de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación en el país funcionan en Ecuador con una lógica empresarial en la que “tercerizan” y delegan sus operaciones en bandas como “Los Choneros”, “Los Lobos” y “Los Tiguerones”, las cuales se encargan de transportar la cocaína desde la frontera con Colombia y embarcarla hacia los principales mercados del mundo por las costas y puertos ecuatorianos del litoral Pacífico.
“Es una modalidad de comercio internacional en la que delegados de los cárteles mexicanos coordinan a las bandas locales para el transporte, acopio y envío de la droga en condiciones de seguridad”, indica la maestra en ciencia política de la Universidad de la Sorbona en París, Carolina Andrade.