Por: Arturo Ortiz Mayén
La Ciudad de México no es ajena al repunte de la violencia que se vive en todo México.
Durante años, las autoridades crearon un espejismo que consistía en asegurar que en la capital del país había delincuencia común pero no estaban asentados los carteles de la droga.
El maquillaje de cifras les daba para presumir que a diferencia de otros estados, los homicidios estaban contenidos y que no había ciudad más vigilada en el país por el gran número de elementos que tiene la policía preventiva, más de 20 mil.
Presumían que había respuesta inmediata de la policía y que no había balaceras como en Tamaulipas o en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Hoy ninguno de esos argumentos se sostiene. Los asaltos y robos están fuera de control y nadie puede negar que el crimen organizado opera en la Ciudad de México y en coordinación con grupos locales como La Unión de Tepito, extorsionan, secuestran y despojan de propiedades a la población.
Nadie escapa a la inseguridad en la Ciudad de México. Igual te pueden encañonar para robarte un teléfono celular en el metro o en un microbús, que en una cafetería, un restaurante o hasta dentro de una escuela.
Las imágenes de robos que se multiplican en redes sociales no dejan de indignarnos.
Ancianos, mujeres con niños y hasta personas con alguna discapacidad, han sido amenazados para obligarlos a entregar sus pertenencias.
Algunas veces el botín son sólo algunos pesos, que no valen una vida.
Cuánto le pueden robar a una persona que gana poco más del salario mínimo y que diariamente hace recorridos en transporte público, de hasta dos horas.
La violencia nos rebasó poco a poco. Empezamos sorprendiéndonos por un feminicidio, después por el hallazgo del cadáver de una niña dentro de una maleta. Pasamos a las balaceras y de ahí a los multihomicidios.
Hoy parece que ya nada nos impacta aunque todo esto nos afecta.
Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública en el primer cuatrimestre de 2019, los homicidios en la Ciudad de México subieron casi 30 por ciento, es decir, 112 crímenes más entre enero y abril de este año comparado con el mismo lapso de 2018, que ya de por sí había sido un año violento.
También subieron otros delitos de alto impacto como el secuestro, extorsión y robo con violencia.
Hace unos días las autoridades de la capital del país reconocieron que se vive la peor crisis en materia de seguridad pública, prometen resultados pronto pero pasan los días y no parece haber rumbo ni estrategia para salir de este hoyo.
