Los sectores del sindicalismo adherente al partido tricolor comenzaron a perder espacios
Israel Mendoza Pérez | @imendozape
La fragilidad política del PRI aumenta. Esto se traduce en poco margen de maniobra para negociar lugares en —los pocos cargos obtenidos— y en una maquinaria electoral insuficiente para ofrecer logros futuros. A Carlos Aceves del Olmo, senador del PRI y secretario general de la CTM le tocaron las ruinas del sindicalismo afiliado al tricolor.
El desgaste de un sindicalismo negociador y genuflexo al poder tocó fondo. El 23 de septiembre, la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), ganó el recuento de votos para hacerse con la titularidad del contrato colectivo de trabajo con la empresa NISSAN Mexicana Aguascalientes. Arrebatando así esta representación sindical a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que entró en conflicto con la firma desde 2018, abriendo la posibilidad de realizar la elección entre los trabajadores.
Comienza la era de los sindicatos con respaldo de la cuatroté. La CATEM fue fundada por Pedro Haces Barba, senador suplente del Movimiento Regeneración Nacional y creador del partido político Fuerza por México.
En agosto pasado, los trabajadores de la fábrica de General Motors en Silao, Guanajuato, votaron por poner fin a la representación del Sindicato “Miguel Trujillo López”, afiliado a la CTM, por lo que desde noviembre próximo todos los contratos con la empresa serán individuales hasta que se elija una nueva representación.
Junto con el líder minero Napoleón Gómez Urrutia, Morena comenzó a sentar las bases para tener una plataforma sindical —copia del viejo PRI— para convertirse en un partido con sectores que lo acompañen en el legislativo y en sus movilizaciones a nivel nacional. Por ello organizó la fundación de la nueva Confederación Internacional de Trabajadores.
El sindicalismo arcaico en donde, a oscuras, se arreglaban con el patrón y quienes se decían líderes no eran ni conocidos por los trabajadores se terminó. Para muchos resultaba un gran negocio, pero a la clase trabajadora se le fue marginando de más. Mucho de ello fue la alianza con despachos de abogados que se volvieron parte del sistema de arreglos cupulares.
Luis Manuel Díaz Mirón es uno de los abogados del sistema y aún mantiene influencia en la CTM encabezada por Carlos Aceves del Olmo y en otros sindicatos pertenecientes a las añosas estructuras corporativas dedicadas a la simulación de la defensa de los derechos laborales. Su asesoría laboral se entrega a los grupos industriales con los que aún trabaja el modelo de outsourcing y va en contra de los sindicatos independientes. Esa es su estrategia. Son años de una escuela que está a punto de derrumbarse gracia a las acusaciones que existen en su contra y lo exhiben de cuerpo entero como un abogado entregado a los intereses de los poderosos.
Las reformas laborales recientes son una llave apenas para abrir la puerta de la democracia en los sindicatos. Obviamente está afectando a las centrales obreras tradicionales, como la Confederación de Trabajadores de México que es la más relevante, pero está paulatinamente perdiendo la representación sindical. Ese espacio está siendo ocupado por otras centrales más ligadas al poder actual.