Dicen que el que no sabe, inventa, y parece que el Presidente Municipal ha hecho de esta máxima su lema de gobierno. Con una habilidad casi teatral, se ha convertido en un experto manipulador, aprovechándose de que muchos ciudadanos desconocen los procesos formales de entrega-recepción en una administración. ¿El resultado? Videos lacrimógenos en redes sociales donde, con ojos vidriosos y voz temblorosa, intenta convencer a la gente de su supuesta inocencia. ¡Qué espectáculo tan conmovedor! Pero, como dicen por ahí, el drama no construye ciudades.
La realidad detrás de cámaras es otra: el proceso de entrega-recepción se llevó a cabo con las personas designadas, pero no con todas las que él hubiera querido, como su hermana (curioso, ¿no?). La administración saliente cumplió con lo que marca la ley, pero parece que la nueva administración esperaba que les dejaran un tutorial paso a paso para aprender a trabajar. ¿Será que confundieron el Ayuntamiento con un curso intensivo de verano? La incapacidad y la falta de experiencia están saliendo a flote, y eso de culpar a otros no resuelve los problemas de la ciudad.
Mientras tanto, el Presidente sigue jugando a dividir a la gente, señalando a otros para justificar su inacción. Eso sí, para los videos tiene tiempo de sobra, donde posa rodeado de niños, jóvenes y adultos mayores para proyectar una empatía que, en el fondo, parece más falsa que un billete de tres pesos. La sensibilidad no se compra ni se actúa; se demuestra con hechos, no con cámaras.
Esperemos que algún día, así como llora en sus videos, también se enfrente con valentía a los problemas reales de nuestra ciudad. Porque gobernar no es sentarse en una silla y esperar que una varita mágica haga el trabajo. Y hablando de varitas mágicas, parece que este Presidente pensó que gobernar era tan fácil como prometer cosas en campaña. Pero no, señor, aquí se trabaja con esfuerzo, no con ilusiones.
Y para cerrar, un chiste político:
«Dicen que el Presidente pensaba que gobernar era como en sus días de campaña: prometer, posar para la foto y listo. Pero no es lo mismo aprovecharse de los débiles, que servir a una ciudad. ¡Aquí hay que trabajar, no actuar!»
Nuestra ciudad merece un liderazgo que inspire, no un espectáculo de telenovela. ¡A trabajar, señor.
