Piedras Negras, Coahuila – En medio de la controversia y las críticas, el Ayuntamiento de Piedras Negras se encuentra en el ojo del huracán tras la reciente reunión del alcalde con la Comisión Internacional de Límites de Agua (CILA). Aunque en redes sociales se destacó que el alcalde había presentado un proyecto de limpieza frente a los cárcamos del río Bravo para mejorar la calidad del agua potable, la realidad es más compleja y preocupante.
La CILA, organismo encargado de regular el uso y conservación de las aguas en la región, busca aclaraciones sobre la eliminación de un islote en la zona. Esta acción, atribuida a decisiones tomadas por el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (SIMAS) o por el propio Ayuntamiento, ha generado inquietudes sobre sus posibles repercusiones en el ecosistema local.
Expertos advierten que la eliminación de este islote podría acarrear consecuencias serias, incluyendo amonestaciones por afectaciones a la vida silvestre y la necesidad de un mapeo exhaustivo para evaluar el impacto ambiental. La situación pone de manifiesto la falta de coordinación y planificación en la gestión de recursos hídricos en la región, lo que ha llevado a que la administración municipal enfrente un creciente descontento por parte de la ciudadanía y organizaciones ambientalistas.
Mientras el alcalde intenta justificar su gestión ante la CILA, la comunidad se pregunta si realmente se están priorizando los intereses del medio ambiente y la salud pública, o si simplemente se están tomando decisiones apresuradas que podrían tener consecuencias a largo plazo. La situación en Piedras Negras es un claro recordatorio de la importancia de una gestión responsable y consciente de los recursos naturales, en un contexto donde el agua se ha vuelto un tema crucial para la sostenibilidad de la región.