El comandante médico de la policía estatal: un oscuro legado en Piedras Negras
En un giro que parece sacado de una novela de corrupción, un comandante de la policía estatal, conocido coloquialmente como “el médico”, ha sido señalado por acumular grandes cantidades de dinero a través de prácticas ilícitas en Piedras Negras. Este funcionario, que debería velar por la seguridad de la ciudadanía, ha optado por un camino mucho más lucrativo: extorsionar a comerciantes y loteros, así como cobrar cuotas a traficantes.
La ostentación de su riqueza es evidente. Se dice que el comandante posee más de cuatro camionetas de lujo, seis propiedades—dos en Saltillo, cuatro en Torreón, una en Múzquiz y un rancho en Piedras Negras—un patrimonio que contrasta drásticamente con la realidad de muchos ciudadanos que luchan por salir adelante y de su operación estética con valor de 350 mil pesos pagados en una clínica no crean que se los pago el seguro médico del estado.
Recientemente, “el médico” fue removido de su puesto en Piedras Negras y trasladado a Allende o Múzquiz, lugares que, curiosamente, son conocidos por ser parte de su red de operaciones. Esta reubicación parece más un intento de ocultar sus acciones que una verdadera medida disciplinaria. Su legado en Piedras Negras ha dejado un rastro de temor y desconfianza, ya que se ha denunciado que ha enviado a personas a los penales mediante la siembra de drogas y otros delitos fabricados, como la poncha de llantas. Estos actos no solo son un abuso de poder, sino que también ponen en tela de juicio la veracidad de los informes sobre delincuencia organizada en la región, que parecen estar manipulados por las mismas autoridades.
La situación en Piedras Negras revela un panorama desalentador: mientras la ciudadanía espera protección y justicia, algunos de sus propios guardianes se convierten en depredadores. La comunidad merece respuestas y acciones contundentes que desmantelen estas redes de corrupción y devuelvan la confianza en las instituciones. La lucha contra la impunidad no solo es necesaria, sino urgente.
