Peniley Ramírez señaló recientemente en su columna El Mayo y la Guerra que agentes federales catearon una quinta en Huertos del Pedregal, en Culiacán, Sinaloa, donde “El Mayo” asegura que lo secuestraron, y el pasado viernes inició un nuevo cateo en otra casa de la misma calle, según le comentaron fuentes federales, y que dicha ubicación sería en una casa relacionada con una hija de Ismael.
Señaló que ahí, las autoridades federales geolocalizaron los teléfonos de dos escoltas de “El Mayo” –todavía desaparecidos– y de Héctor Melesio Cuén, exrector de la Universidad de Sinaloa asesinado el mismo jueves en que fue capturado Ismael “El Mayo” Zambada.
Añadió que la guerra en Sinaloa ha recrudecido tras la orden de ataque emitida por “El Mayito Flaco”, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada. Las tensiones, que venían escalando durante semanas, culminaron en una batalla después de que presuntamente fallaran las negociaciones entre “El Mayito” y los hijos mayores de Joaquín “El Chapo” Guzmán, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán, conocidos como Los Chapitos.
Según fuentes federales, “El Mayito Flaco” había intentado en varias ocasiones reunirse con los hijos de “El Chapo” para calmar los ánimos y evitar una guerra interna dentro del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, estos encuentros nunca se concretaron, lo que llevó a Zambada a tomar una drástica decisión: buscar apoyo de otros líderes del narcotráfico en Sonora, Jalisco y Tamaulipas para lanzar un ataque directo contra Los Chapitos. El detonante fue el rompimiento del delicado equilibrio de poder que mantenía al cártel unido.
El conflicto entre las facciones de “El Mayo” y Los Chapitos tiene raíces profundas. Desde julio, “El Mayo” ha sostenido que fue traicionado por los hijos de “El Chapo”. Según su versión, difundida por medio de su abogado, no se entregó voluntariamente a la justicia estadounidense, sino que fue secuestrado por los Guzmán y entregado a las autoridades de Estados Unidos. Esta traición marcó el inicio de la fragmentación del cártel, señaló la columnista.
La situación empeoró cuando “El Mayo” fue trasladado de Texas a Nueva York para enfrentar 17 cargos, que incluyen el envío de más de 279 toneladas de cocaína a Estados Unidos entre 1989 y 2024. Aunque también está acusado de traficar pequeñas cantidades de fentanilo, la fiscalía ha puesto un énfasis particular en este punto, dado el impacto que esta droga tiene en la crisis de opioides en el país del norte.
Según señala Peniley Ramírez, el jueves pasado, mientras Zambada comparecía en una audiencia en Nueva York, la violencia en Sinaloa aumentaba. Las autoridades cerraron la carretera entre Mazatlán y Durango, tras encontrar un tráiler incendiado bloqueando la vía. Se cree que este bloqueo fue una maniobra para evitar que decenas de pistoleros, provenientes de Durango, unieran fuerzas en Sinaloa con el objetivo de localizar a Iván y Jesús Alfredo Guzmán.
Con la guerra ya desatada, las calles de Sinaloa han sido testigos de intensos enfrentamientos entre las facciones del cártel. Las fuerzas de seguridad mexicanas intentan contener la situación, mientras la población civil sufre las consecuencias de esta guerra intestina.
Ismael “El Mayo” Zambada, de 76 años, enfrenta un deterioro significativo en su salud. Además de padecer diabetes, sufre de un problema severo en la rodilla, y recientemente se ha especulado sobre un posible cáncer, aunque esto aún no ha sido confirmado por las autoridades. En la audiencia de Nueva York, se le vio encorvado y cojeando, con visible dolor.