El cementerio clandestino está al lado de una calichera en desuso cerca del tercer sector de la Colonia Alianza Social, a las afueras de Reynosa, por polvorientas veredas del sur, en límites con la Colonia Ramón Pérez García, cerca del Viaducto Sur de Reynosa.
Una llamada anónima al Centro de Comando, Control, Cómputo y Comunicaciones (C-4) alertó sobre la localización de restos humanos en el lugar.
A un kilómetro de distancia de la calichera está el Viaducto Reynosa, que junto con el Libramiento Sur Dos, las células del crimen organizado que se disputan la plaza han tomado la zona como campo de batalla para confrontarse, especialmente en horas de la noche o madrugada.
Los primeros en ser movilizados al lugar fueron agentes de la Policía Estatal que patrullan el sector, tras arribar al lugar a simple vista los agentes observaron huesos y esqueletos humanos incompletos.
Los elementos confirmaron el hallazgo a sus superiores y de inmediato se organizaron para incursionar en el lugar con equipamiento necesario para inspecciones y levantamiento de evidencias.
Los peritos criminólogos hasta horas de la tarde seguían recolectando huesos humanos dispersos, ejecutaban tareas de campo en el sitio y reportaron la existencia de manchas de sangre.
Los agentes que participaron en el levantamiento manifestaron que el lugar evidentemente era usado como zona de tortura y de cementerio clandestino.
El lugar está alejado de las colonias de la periferia, y poca gente pasa por el sitio durante el día, lo que aprovechaban las bandas delincuencias para someter a rivales o personas que ejecutaban.
También encontraron indicios como cenizas de posibles cuerpos calcinados.
Las autoridades hasta esta tarde no reportaban el hallazgo oficialmente, ya que era complicado definir cuántos cuerpos, ya que los esqueletos no estaban completos, y había huesos de restos humanos solitarios.
Un jefe policiaco explicó que en esos casos se lleva mucho tiempo definir cuántos cuerpos diferentes estaban involucrados en el total de los huesos levantados, ya que tenían que practicar exámenes de ADN a cada uno, analizarlos comparativamente con las muestras de personas desaparecidas.