El historiador del Salón de la Fama del Fútbol Americano Colegial, aseveró que los aficionados y jugadores de aquel entonces estaban ávidos del regreso del deporte.
La imagen conmociona: Un grupo de fanáticos mira un partido de futbol americano colegial en medio de una pandemia. Todos portan mascarillas, pero apenas guardan distancia entre sí en las distintas filas de graderío.
La cuenta de los alumnos del Georgia Tech en Twitter publicó esta fotografía en sepia, que muestra la escena en el Grant Field en 1918. Décadas antes de que hubiera festejos en los aparcamientos, cobertura televisiva en horario estelar y miles de millones de dólares en dinero por difusión en los medios, el lema de los fanáticos fervientes del deporte no era muy distinto del que varios manifiestan ahora: Pese a los riesgos, hay que ir al partido.
Y una vez que se permite el regreso del público a los estadios, la historia demuestra que la respuesta puede resultar notable.
“Eso es realmente lo que comenzó con el gran auge del futbol (americano) colegial en la década de 1920”, dijo Jeremy Swick.
El historiador del Salón de la Fama del Futbol Americano Colegial, aseveró que los aficionados y jugadores de aquel entonces estaban ávidos del regreso del deporte.
“La gente estaba lista.
Volvía de la guerra. Quería que hubiera juegos de nuevo.
No había tantas restricciones para salir.
Era posible inscribirse en la escuela con bastante facilidad.
Uno ve mucho talento que vuelve al ambiente. Hay más dinero.
Se ha comenzado a sentir el furor de los 20, y es ahí donde vemos una especie de carrera armamentista entre los estadios. ¿Quién puede construir el estadio más grande e intimidante?”.
Ahora, un retorno parece lejano, incluso cuando algunas escuelas se preparan con la confianza en que podrán disputar la campaña completa este otoño. Por ahora, los encabezados de la prensa siguen acaparados por las discusiones sobre qué actividades pueden realizarse con seguridad.
El viernes, la Conferencia del Sureste (SEC) dio su visto bueno para que todos los deportistas vuelvan al campus el 8 de junio, a fin de cumplir actividades voluntarias, a criterio de cada universidad.
“Pienso que muchas personas dudarán de asistir a los eventos deportivos como espectadores mientras no haya una vacuna probada”, dijo Johnny Smith, profesor de historia deportiva del Georgia Tech. “Creo que hay paralelos en lo que podemos aprender de 1918, en términos de cómo respondemos a una pandemia. Las ciudades que estaban dudando y no impusieron órdenes de cierre tan rápido tuvieron más muertes.
Considero que la lección que podemos sacar en general de 1918, sobre cómo responder a una pandemia, es que las órdenes de confinamiento y distanciamiento social son efectivas”.
En aquel entonces, el futbol americano colegial enfrentaba problemas para completar sus planteles, en medio de los efectos persistentes de la Primera Guerra Mundial. Había restricciones a los viajes, las prácticas y el número de partidos que se podían disputar.
El clásico encuentro entre el Ejército y la Armada se canceló en 1918, y el único partido de postemporada fue el del Este contra el Oeste, disputado en 1919 en Pasadena.
Se trató de una versión de lo que hoy es conocido como el Rose Bowl.
La pandemia infectó a jugadores y entrenadores, abrevió temporadas e incluso forzó a algunas universidades a cancelar sus campañas.
El 13 de octubre de 1918, el diario The Washington Post publicó una nota en la que declaró que la epidemia “que recorre el país ha propinado el golpe mortal a los preparativos necesarios y, con el escenario aún indefinido, la perspectiva es todo menos brillante”.
Bob Folwell, entrenador de Penn recordado como el primer coach de los Giants de Nueva York, fue hospitalizado por la gripe española, y se perdió seis semanas de labor durante la temporada de 1918.
Virginia Occidental no pudo completar siquiera un equipo, y al menos un jugador murió después de que un resfriado terminó confirmándose como la temible influenza.
La Conferencia del Valle de Missouri, que incluía a Kansas, Kansas State y Missouri, cerró actividades por toda la temporada.
Pittsburgh y Michigan compartieron el título nacional, aunque ninguno de esos equipos jugó más de cinco partidos —todos, salvo uno de éstos en noviembre.
En septiembre de 1918, la segunda y más mortífera ola de la pandemia impactó Estados Unidos.
Fue el golpe demoledor para los equipos que trataban de calendarizar una temporada completa.
Sobre el tema, hubo algunos titulares de la prensa que hoy llaman la atención.
“Máscaras para los hombres de Michigan”, encabezó el Daily Pennsylvanian el 23 de octubre. “Duro año para el futbol americano, pero el deporte muestra su brío”, resaltó el Chicago Daily Tribune el 21 de octubre.
“Muchos cerraron sus campamentos, especialmente una vez que llegó la segunda oleada”, dijo Swick.
La pandemia mató a más de 50 millones de personas, incluidas 675 mil en Estados Unidos. Aunque el número de decesos por el coronavirus es mucho menor en 2020, Smith consideró que los espectadores se mostrarán cautelosos.
“Pienso que, en general, la gente va a dudar más de volver a los estadios hoy”, estimó Smith. “Me parece que habrá cierto segmento de la población que está más preocupado por una segunda ola. Es otra lección de 1918 que debemos tener en mente”.
Y si se permite el ingreso de fanáticos, ¿qué reglas se implementarán? Esa pregunta estará en el aire en el otoño, en caso de que las universidades abran sus puertas a los estudiantes.
¿Es seguro hacer que los fanáticos se aglomeren en el graderío si sigue la pandemia?
“Pienso que, cuando vemos en retrospectiva esta idea de gente que usa mascarillas para asistir a un partido y planteamos hoy la pregunta de si la gente haría eso, no estoy tan seguro de que lo haría”, dijo Smith.
Hay mucho más en juego que hace un siglo: Televisión, dinero, tazones colegiales, campeonatos de conferencia, viajes por todo el país. Y todo implica un proceso de toma de decisiones.
Hay 130 equipos de futbol americano colegial de categoría mayor en 2020, divididos en 41 estados y 10 conferencias. Y eso excluye a los organismos independientes.
Jugar o no jugar es el dilema, también un siglo después. Pero el futbol americano y los deportes volverán en algún momento, como lo hicieron en 1919.
El diario Ogden Standard destacó que, tras el paro de un año en el deporte del estado, “esperaba ansiosamente el susurro de los zapatos con tacos, los festejos de la victoria y el regreso del más grande de todos los deportes colegiales”.
“La gente quería realmente volver a su vida”, dijo Smith. “El deporte se refiere a la experiencia y a la conexión humana. No queremos estar aislados. Ésa es una frustración de mucha gente en 1918 y hoy. Pienso que el hecho de que la gente no haya sido capaz de asistir a eventos deportivos es simbólico de un mayor sentido de pérdida en Estados Unidos”.