Estados Unidos planea dar prioridad a personas mayores, con enfermedades crónico degenerativas y a los trabajadores esenciales una vez que haya una vacuna contra el COVID-19, informó un alto funcionario de la administración Trump.
El gobierno estadounidense tiene como objetivo distribuir 300 millones de dosis de vacunas para enero de 2021, invirtiendo en capacidad de fabricación para aliviar el riesgo financiero de las compañías farmacéuticas.
Las autoridades prevén administrar la vacuna por niveles, empleando una metodología que una década atrás fue utilizada para la influenza pandémica.
Un segundo funcionario enfatizó que aún se desconoce la seguridad de las vacunas candidatas, y puede resultar que no sean adecuadas para ciertos perfiles demográficos.
Los funcionarios dijeron que el objetivo es tener suficientes vacunas para la temporada de gripe del próximo año y administrarlas a aquellos que son vulnerables.
Algunos de las principales vacunas candidatas incluyen una desarrollada por AstraZeneca junto con la Universidad de Oxford, que entrará en las etapas finales de sus pruebas este verano boreal.
El departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) ha invertido 1.200 millones de dólares en la vacuna y llegó a un acuerdo para poner a disposición del país la primera de las cuales podría administrarse a partir de octubre de 2020.
Asimismo, el HHS ha invertido 456 millones de dólares en la vacuna de Johnson & Johnson, que comenzará los ensayos en humanos este verano boreal, y 483 millones en la vacuna de Moderna, que entrará en su última fase de prueba en julio.