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5 de diciembre de 2024
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Ven posibles riesgo en las momias de Guanajuato por presencia de hongos

Las Momias de Guanajuato, más que atracción turística, pueden resultar en un foco de infección

Ciudad de México.- Las Momias de Guanajuato, más que atracción turística, pueden resultar en un foco de infección.

Las autoridades municipales han insistido en trasladarlas y exhibirlas fuera de la ciudad a pesar de las recomendaciones. Al hacerlo, arriesgan tanto al público como al personal que las transporta por los microorganismos que albergan, advierte el INAH.

Así lo hicieron a finales de marzo, cuando presentaron una serie de cuerpos en el 47 Tianguis Turístico 2023, en la Ciudad de México, como lo han hecho anteriormente en ferias, foros, rallies y festivales.

El INAH, institución que integró en 2022 una comisión de especialistas para la atención y la dignificación de este patrimonio procedente del Panteón de Santa Paula, no recibió solicitud de autorización o asesoría para su manejo y traslado, ni información sobre las condiciones de exhibición.

Al exhibirse en marzo en el Centro Citibanamex en el marco del Tianguis Turístico, la dependencia hizo público un deslinde de daños tras observar, en imágenes difundidas, indicios de probables hongos en al menos un cuerpo.

“Resulta más preocupante aún que se encuentren en exhibición sin las condiciones de bioseguridad para el público que las visita. Todo lo anterior deberá ser analizado cuidadosamente para entender si tales indicios representan un riesgo tanto para los cuerpos patrimoniales como para quienes los manejen y para quienes los visiten”, advirtieron en un comunicado.

Miembros de la comisión entrevistados por REFORMA refieren testimonios de trabajadores que reportaron picazón de ojos y garganta, estornudos o, en algunos casos, enfermedad del estómago cuando trasladan las momias.

“Estos síntomas pueden estar relacionados con hongos depositados en superficie, bacterias o el mismo polvo de los restos momificados. Creemos que puede generarse un riesgo sanitario si los siguen manipulando con falta de protocolos y de cuidados”, previene la restauradora Julieta Cabriada.

Se trata de cuerpos humanos cuyo proceso de descomposición está en pausa o se detuvo en cierto momento -por eso se momificaron-, pero los microorganismos persisten, indica.
Los hongos, detalla, pueden permanecer en fase activa o latente mediante esporas depositadas en superficie.

Al trasladar los cuerpos momificados y cambiar sus condiciones de temperatura humedad, las esporas pasan a fase activa.

“Entonces los hongos se reactivan y pueden provocar diferentes alteraciones al cuerpo humano vivo”, añade.

“No sabemos si estos hongos, al respirarlos y llevarlos dentro de los pulmones o los bronquios -un ambiente húmedo, cálido y oscuro-, se dispersan y generan ciertas enfermedades que no siempre se pueden detectar a tiempo”, explica la subdirectora técnica del Museo Nacional de las Intervenciones.

El problema, añade el antropólogo físico Israel Lara, es el manejo sin protocolos de los restos.

“Cuando hablamos de que tiene que haber un protocolo de seguridad tanto para los cuerpos momificados, como para quienes los manejan, nos referimos a los lineamientos generales para su manejo, además definirse lineamientos específicos de acuerdo con las condiciones que tiene cada uno de los cuerpos.

Es decir que los cuerpos alcanzaron la estabilidad porque han permanecido en un sitio durante un largo periodo de tiempo; trasladarlos en un camión, refrigerado o no, y expuesto al sol, por ejemplo, modifica las condiciones ambientales, y dado que la mayoría de los cuerpos, o por lo menos de los que se han hecho análisis, presentan microorganismos -bacterias u hongos- en latencia, cuando cambias las condiciones de temperatura y humedad puedes generar que se reactiven, y éste es un factor importante de riesgo”, dice al concordar con Cabriada.

El principal peligro, añade, es manejar estos restos humanos desde el desconocimiento.
“Lo recomendable es que no se muevan. Ya lo hemos dicho públicamente: parece ser que México es el único País que hace giras con momias, y no es lo ideal por el tipo de restos”.
Durante visitas al Museo de las Momias de Guanajuato, Lara observó la ausencia de medidas de seguridad en el lugar.

“Incluso en un área de concentración donde están algunos cuerpos en franco deterioro fuimos guiados por personal del museo y no se establecen protecciones adecuadas (…) Insisto, hay cuerpos que ya están en procesos de descomposición activo”.

¿Las momias están en riesgo de desaparecer?
Si vas al museo y ves las puntas de los dedos de los pies de la mayoría de las momias, descubrirás que tienen faltantes, están fracturados o hay destrucción. Esto nos está indicando un mal manejo debido a la manera en que se exhiben, y el que exista un área de contención es el mejor indicador del riesgo latente de que más cuerpos puedan presentar colonias fúngicas o en los que puedan reactivarse procesos de descomposición”.

Cabriada, también maestra en Dirección y Gestión de Museos, puntualiza, además, que presentarlas en forma vertical, paradas, no es adecuado porque el peso y la gravedad las deforman con el tiempo.

Lara, quien integra la comisión de especialistas junto con Cabriada, Carmen Lerma e Ilán Leboreiro, aclara que las opiniones de él y de sus compañeros relativas a la conservación de los restos corresponden, por lo pronto, a las observaciones efectuadas durante sus visitas al museo.

También responden a una comparación a partir de un registro fotográfico realizado en 2016 por Lerma, antropóloga física, y un catálogo impreso. Al contrastar la condición pueden notarse deterioros, asegura Cabriada.

“No hemos hecho todavía”, apunta Lara, “un diagnóstico formal ni específico de cada uno de los cuerpos, el cual revelaría el tipo de proceso en curso y el daño que ocasiona al cuerpo momificado”.

Pero han observado un proceso de destrucción de los cuerpos por un mal manejo, añade.
“Hemos encontrado algunos miembros que se habían desprendido y que fueron pegados con una especie de espuma de poliuretano, mientras otros tienen un relleno de tipo esponja. Esto solamente lo podremos conocer cuando hagamos el diagnóstico de cada uno de ellos”.

Mientras no procedan estos estudios, Guanajuato tiene una deuda por saldar, ha expresado el INAH.

«Hace falta voluntad»
Aunque el Municipio de Guanajuato y el INAH acordaron trabajar juntos para determinar la antigüedad de las momias y el diagnóstico de su estado, entre otros estudios, no se ha suscrito un convenio respectivo ni se han respetado las recomendaciones para no trasladarlas.

Del proyecto sólo se ha concluido la primera fase, que determina el número de cuerpos momificados (117), así como los espacios que los resguardan (Museo de las Momias y Parador Turístico Sangre de Cristo), mientras la segunda etapa, relativa a la documentación histórica para identificarlos, está en proceso.

La tercera fase involucra directamente a los cuerpos momificados e implica estudios antropofísicos y de conservación, mientras la última, ya con resultados, emitiría recomendaciones de manejo, conservación, exhibición y resguardo, desglosa Cabriada.

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